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“Cerramos el año con 300.000 € en ventas… pero solo 5.000 € en caja.”

Esa fue la frase con la que comenzó la conversación entre Laura, CEO de una startup murciana, y Javier, un CFO externo. Aunque se trata de un caso ficticio, refleja una situación real para muchas empresas en esta época del año: el crecimiento en ventas no siempre se traduce en más liquidez.

Cuando las cifras de facturación aumentan, pero la tesorería se reduce, el problema suele encontrarse en un elemento clave de la gestión financiera: el Capital Circulante Neto (NWC, por sus siglas en inglés). Este indicador mide los recursos que una empresa necesita para financiar su actividad operativa diaria, es decir, el equilibrio entre lo que tiene pendiente de cobrar, lo que debe pagar y el nivel de existencias que mantiene.

Un capital circulante mal gestionado puede generar problemas de liquidez, incluso en empresas rentables. Si los clientes pagan tarde, si los plazos con proveedores son cortos o si se acumula demasiado stock, la caja se tensiona y el negocio puede perder capacidad de maniobra justo cuando más necesita invertir o crecer.

Por el contrario, una gestión eficiente del NWC permite liberar efectivo sin necesidad de financiación externa, mejorar los flujos de tesorería y sostener un crecimiento equilibrado. Aquí es donde la dirección financiera, ya sea interna o apoyada en un CFO externo, adquiere un papel decisivo. Analizar los ciclos de cobro y pago, negociar condiciones y optimizar la rotación de inventarios son pasos fundamentales para evitar desequilibrios.

En ThinkCo Consultoría, ayudamos a nuestros clientes a revisar su capital circulante antes del cierre del ejercicio, identificando oportunidades para mejorar la liquidez y fortalecer la estabilidad financiera. Porque en un entorno donde el crecimiento es importante, mantener el control del efectivo es esencial para sostenerlo en el tiempo.

(Los personajes y la historia son ficticios, a título ilustrativo.)